Carlos Heras, CEO de Aspain 11 EAFI, cree que la tramitación de órdenes no es incompatible con la esencia de la EAFI y apoya que se amplíen las competencias de la EAFI en este sentido: "A nuestro criterio, no sólo no sería incompatible, sino que debería ser lo aconsejable. Una EAFI, al estar supervisada y regulada por la CNMV, requiere unas exigencias legales y estatutarias, que dan por supuesto el grado de profesionalización de sus integrantes, donde si algo se debe proteger es la confirmación de que las órdenes dadas por los clientes se ejecuten con el mayor rigor. En nuestro caso, para garantizar la buena operativa, contamos con Reglamento de Conducta Interna (Código Deontológico), Reglamento de Captación de Clientes, Reglamentos de Prevención de Blanqueo de Capitales, Reglamento de Defensa del cliente con un Reglamento de Tarifas, para llevar el control más exahustivo de la operativa. Al mismo tiempo, teniendo toda nuestra base de datos informatizada, a todos nuestros integrantes se les imparten cursos de formación periódicos para garantizar que las órdenes se ejecutan en tiempo y forma".
Añade que "si algo debemos proteger, es el buen devenir de todas las órdenes y observamos que en distintas entidades financieras, se producen equivocaciones al tardar tiempo en llamar al cliente para que se ejecuten las órdenes. Cuando un cliente decide entrar en un activo de inversión respetando su perfil de riesgo, el tiempo es fundamental y es prioritario no demorar las órdenes. Hay muchos clientes, que no tienen el tiempo suficiente para que les llamen las entidades financieras al ser la mayoría empresarios, y al final lo que importa es el cliente. No es cuestión de valorar si es lo mejor para una EAFI, pero lo que sí se debe garantizar y proteger es que se cumplen los mandatos de todos nuestros clientes siguiendo sus directrices".
¿Agencia de valores?
Esta EAFI no contempla convertirse en agencia de valores, en caso de que se les prohíba la tramitación de órdenes: "Nos fundamentamos en la confianza y en diseñar un traje a medida a cada uno de los clientes en función de su situación personal. Una agencia de valores supondría cambiar nuestro modelo de asesoramiento, ya que vivimos directamente de los clientes, quienes deciden si nos paga directamente o nos quedamos con las retrocesiones de las entidades financieras por su cartera. No queremos depender de comisiones de distribución y lo más importante, perder la independencia al no tener conflicto de intereses al recomendar el activo que más convenga al cliente. No es nuestra guerra, conseguir retrocesiones de gestoras, pactar márgenes en función de volúmenes de carteras, ni nada que se parezca a este modelo tan extendido lamentablemente en el mundo financiero actual. Deberíamos todas las partes, evitar la bancarización tan extrema que tenemos en nuestro país, en donde claramente el que paga las consecuencias es el propio cliente".