El supervisor bursátil ESMA (European Securities and Markets Regulator) ha advertido que los bajos tipos de interés ha creado una nueva oferta para particulares de productos más rentables, como acciones, obligaciones o materias primas, que antes sólo estaban disponibles para inversores profesionales. También incide en que estos productos complejos se venden de forma agresiva, con lemas publicitarios como “rentabilidad absoluta, garantizada y crecimiento cubierto”, y con perspectivas de beneficios muy superiores a los depósitos. La ESMA ha resumido en 5 puntos los riesgos de estas inversiones:
1. Riesgo de liquidez: No poder vender el producto fácilmente antes de su vencimiento o, si se hace, se aplican grandes descuentes respecto al precio de compra.
2. Riesgo de apalancamiento. Estrategias para multiplicar ganancias y pérdidas potenciales, con préstamos monetarios o derivados. El apalancamiento para invertir puede multiplicar fácilmente las pérdidas.
3. Riesgo de crédito. Por el que el emisor del producto o la entidad gestora no pague e incumpla su obligación contractual de reembolsar la inversión.
4. Riesgo de mercado. Posibilidad de pérdidas por movimientos en los mercados, ya que los productos complejos suelen estar más expuestos por invertir en mercados subyacentes distintos, como riesgos de caídas en las acciones, tipos de interés, tipos de cambio o bajadas de precios de las materias primas.
5. Riesgo de complejidad. Las estructuras complejas suponen que el producto tiene coste más elevado porque se paga por sus características subyacentes. Honorarios y comisiones por su comercialización suelen también ser más altas que el resto de productos y a veces están enmascaradas en la estructura del producto y no son transparentes.
1. Riesgo de liquidez: No poder vender el producto fácilmente antes de su vencimiento o, si se hace, se aplican grandes descuentes respecto al precio de compra.
2. Riesgo de apalancamiento. Estrategias para multiplicar ganancias y pérdidas potenciales, con préstamos monetarios o derivados. El apalancamiento para invertir puede multiplicar fácilmente las pérdidas.
3. Riesgo de crédito. Por el que el emisor del producto o la entidad gestora no pague e incumpla su obligación contractual de reembolsar la inversión.
4. Riesgo de mercado. Posibilidad de pérdidas por movimientos en los mercados, ya que los productos complejos suelen estar más expuestos por invertir en mercados subyacentes distintos, como riesgos de caídas en las acciones, tipos de interés, tipos de cambio o bajadas de precios de las materias primas.
5. Riesgo de complejidad. Las estructuras complejas suponen que el producto tiene coste más elevado porque se paga por sus características subyacentes. Honorarios y comisiones por su comercialización suelen también ser más altas que el resto de productos y a veces están enmascaradas en la estructura del producto y no son transparentes.