Incertidumbre, dudas, entorno macroeconómico deprimido, sector financiero en absoluta reconversión… No son buenas las expectativas para los asesores financieros en 2012, pero no hay que perder la esperanza.
Vayamos por partes. Primero lo negativo: Un país desarrollado como España vive en gran parte del consumo interno: Los recortes previsibles que aplicará el nuevo Gobierno y las Comunidades Autónomas, unido a la ausencia casi total de créditos personales e hipotecas, determinará una necesaria caída del consumo, que evitará excedentes en las familias, susceptibles de acabar en inversión. En resumen, ni actividad de pasivo ni de activo.
En el lado positivo. El descrédito de la banca en general como vía para canalizar inversiones continuará creando una “lluvia fina” de descontento entre los actuales y potenciales clientes de inversiones, que podría acabar en las carteras de los asesores financieros que sepan ejercer la profesión con transparencia y profesionalidad. Otro tanto ocurre con la concesión de créditos, que, cuando remonte por la influencia de la oferta internacional, podría canalizarse también en parte a través de asesores financieros.