Los catalanes se otorgan a sí mismos un 5,6 en cultura financiera, la misma nota que la media del conjunto de los encuestados en el ámbito nacional. Sin embargo, 8 de cada 10 afirman que sus conocimientos en este ámbito son suficientes para tomar las mejores decisiones para planificar el futuro económico de su familia. Así lo considera el 81,1% de los catalanes frente al 75,3% de la media nacional siendo, sólo por detrás de los castellano-manchegos, los encuestados que muestran una mayor confianza en este aspecto. Son datos que se extraen del Estudio Marco ‘La cultura financiera de la familia española, el ahorro y sus medidas de protección’.
Esta investigación ha sido realizada por el Instituto para la Protección Familiar, entidad que comenzó su andadura en noviembre de 2014 y que, según explica su director, Eduardo Creagh, “nace con el objetivo de mejorar la cultura financiera de las familias en España y concienciar de la necesidad de tomar las medidas más adecuadas en cuanto a la protección familiar, así como contribuir a la planificación responsable de su mejor futuro económico”. Se trata de una iniciativa del instituto de estudios sociológicos Análisis e Investigación y la Universidad Rey Juan Carlos, y cuenta con la colaboración de Aegon-Santander Vida.
Un 18,3% de los catalanes se dan a sí mismos un suspenso a la hora de calificar su cultura financiera, en la misma línea que el conjunto de los encuestados (un 19,5% dicen no aprobar). Sin embargo, los catalanes son los que muestran menos interés por ampliar sus conocimientos en este ámbito de forma gratuita: sólo 4 de cada 10 catalanes (el 43,8%) declaran que les gustaría mejorar sus cultura financiera (frente al 51,9% que así lo afirma a nivel nacional).
El 51,8% de los catalanes que aseguran tener una cultura financiera media o baja teme que su déficit de conocimientos les pueda hacer perder oportunidades para proteger mejor a su familia. Los catalanes son los encuestados que menos manifiestan este temor, situándose casi nueve puntos por debajo de la media nacional (60,6%). Por su parte, un 42% de los encuestados en Catalunya creen que su falta de cultura financiera no les influye a la hora de tomar decisiones en el ámbito de la protección familiar. El Estudio enmarca la cultura financiera como el conjunto de conocimientos y habilidades que permiten gestionar sus finanzas personales, proteger adecuadamente a la familia ante situaciones que puedan deteriorar dramáticamente la economía del hogar y planificar el mejor futuro económico en cada etapa del ciclo de vida familiar.
Según el estudio, casi la mitad de los encuestados dedica más de siete días al año a organizar sus finanzas y garantizar el futuro económico de los suyos, un dato ligeramente superior a la media que se sitúa en el 45,7%. Cabe destacar que 1 de cada 5 hogares dicen no dedicar nada de tiempo, afirmando que “es algo en lo que no piensan habitualmente”.
De la Macroencuesta -realizada en 2014 a personas de entre 30 y 65 años que son protagonistas en las principales decisiones de compras del hogar-, se desprende que tan sólo el 33,4% de las familias en Cataluña afirmaron que conseguirían ahorrar, un dato ligeramente superior al de la media nacional (32,5%). Por su parte, más de la mitad de los catalanes (en concreto un 51,5%) confesaron que no podrían ahorrar, mientras que un 15,1% no supieron precisar si lo lograrían. Cabe destacar que el 58,4% de las familias con hijos menores de edad preveían que en 2014 no iban a poder ahorrar.
La investigación señala que para los catalanes, igual que en el resto de España, los hijos son un factor clave a la hora de planificar el futuro económico de su hogar. Para 1 de cada 3 encuestados, la llegada del primer hijo es la etapa en la que hay que prestar mayor atención a la protección económica de la familia (en concreto, lo señala un 33,5%). En el contexto de la crisis actual, las preocupaciones económicas de los catalanes a medio plazo se centran en el trabajo y la estabilidad laboral. Otro aspecto que inquieta es el bienestar y la educación de los hijos, mencionado por el 22,7%.
El 51,2% de los hogares catalanes asegura contar con medidas complementarias a las prestaciones sociales del Estado para garantizar el futuro económico de su familia, en línea con los datos del conjunto de los encuestados en España. Este nivel de protección aumenta ligeramente en los hogares con hijos menores de edad, llegando al 57%.
Esta investigación ha sido realizada por el Instituto para la Protección Familiar, entidad que comenzó su andadura en noviembre de 2014 y que, según explica su director, Eduardo Creagh, “nace con el objetivo de mejorar la cultura financiera de las familias en España y concienciar de la necesidad de tomar las medidas más adecuadas en cuanto a la protección familiar, así como contribuir a la planificación responsable de su mejor futuro económico”. Se trata de una iniciativa del instituto de estudios sociológicos Análisis e Investigación y la Universidad Rey Juan Carlos, y cuenta con la colaboración de Aegon-Santander Vida.
Un 18,3% de los catalanes se dan a sí mismos un suspenso a la hora de calificar su cultura financiera, en la misma línea que el conjunto de los encuestados (un 19,5% dicen no aprobar). Sin embargo, los catalanes son los que muestran menos interés por ampliar sus conocimientos en este ámbito de forma gratuita: sólo 4 de cada 10 catalanes (el 43,8%) declaran que les gustaría mejorar sus cultura financiera (frente al 51,9% que así lo afirma a nivel nacional).
El 51,8% de los catalanes que aseguran tener una cultura financiera media o baja teme que su déficit de conocimientos les pueda hacer perder oportunidades para proteger mejor a su familia. Los catalanes son los encuestados que menos manifiestan este temor, situándose casi nueve puntos por debajo de la media nacional (60,6%). Por su parte, un 42% de los encuestados en Catalunya creen que su falta de cultura financiera no les influye a la hora de tomar decisiones en el ámbito de la protección familiar. El Estudio enmarca la cultura financiera como el conjunto de conocimientos y habilidades que permiten gestionar sus finanzas personales, proteger adecuadamente a la familia ante situaciones que puedan deteriorar dramáticamente la economía del hogar y planificar el mejor futuro económico en cada etapa del ciclo de vida familiar.
Según el estudio, casi la mitad de los encuestados dedica más de siete días al año a organizar sus finanzas y garantizar el futuro económico de los suyos, un dato ligeramente superior a la media que se sitúa en el 45,7%. Cabe destacar que 1 de cada 5 hogares dicen no dedicar nada de tiempo, afirmando que “es algo en lo que no piensan habitualmente”.
De la Macroencuesta -realizada en 2014 a personas de entre 30 y 65 años que son protagonistas en las principales decisiones de compras del hogar-, se desprende que tan sólo el 33,4% de las familias en Cataluña afirmaron que conseguirían ahorrar, un dato ligeramente superior al de la media nacional (32,5%). Por su parte, más de la mitad de los catalanes (en concreto un 51,5%) confesaron que no podrían ahorrar, mientras que un 15,1% no supieron precisar si lo lograrían. Cabe destacar que el 58,4% de las familias con hijos menores de edad preveían que en 2014 no iban a poder ahorrar.
La investigación señala que para los catalanes, igual que en el resto de España, los hijos son un factor clave a la hora de planificar el futuro económico de su hogar. Para 1 de cada 3 encuestados, la llegada del primer hijo es la etapa en la que hay que prestar mayor atención a la protección económica de la familia (en concreto, lo señala un 33,5%). En el contexto de la crisis actual, las preocupaciones económicas de los catalanes a medio plazo se centran en el trabajo y la estabilidad laboral. Otro aspecto que inquieta es el bienestar y la educación de los hijos, mencionado por el 22,7%.
El 51,2% de los hogares catalanes asegura contar con medidas complementarias a las prestaciones sociales del Estado para garantizar el futuro económico de su familia, en línea con los datos del conjunto de los encuestados en España. Este nivel de protección aumenta ligeramente en los hogares con hijos menores de edad, llegando al 57%.