
El presidente de EFPA Europe, Josep Soler, defiende en una entrevista en El Pais que “debemos mejorar la responsabilidad y profesionalidad de aquel que vende productos financieros, pero también hay que elevar la cultura financiera de los clientes para que se responsabilicen en mayor medida de sus finanzas personales participando más en la toma de decisiones que afectan a sus ahorros. En este sentido, en España vamos muy retrasados en asuntos de alfabetización financiera”.
Sobre la evolución del mercado, afirma que “la gran transición de la banca será desde la comercialización de productos hacia un sector en el que sobre todo se le venda un servicio, el asesoramiento, al cliente. Evidentemente, al final de la cadena siempre habrá un producto, pero primero deberíamos conocer al cliente, trabajar con él su planificación financiera... Esto se puede hacer con mucha dignidad desde las oficinas bancarias (…) Es cierto que el asesoramiento convive también con objetivos demasiado vinculados a la colación de productos. Estamos en un mercado en transición, pero creo que después de la crisis habrá dos cambios: unas entidades mucho más fuertes y solventes, y unos bancos que van a pensar en cómo fidelizar al cliente a largo plazo, y para lograr ese objetivo no podrán vender cualquier cosa, deberán darle un servicio más personalizado”.
Añade que "lo importante es que el asesoramiento financiero hoy es mejor de lo que era hace unos años, pero sigue siendo manifiestamente mejorable. Hemos empezado tarde con estos temas, aunque estamos avanzando convenientemente (…) Es verdad que se están colocando en el mercado productos que yo no calificaría como tóxicos, pero sí que pueden llevar a algún tipo de confusión. Esto no podemos verlo con buenos ojos. A diferencia de otros países, en España se ha prestado mucha atención para la salida de la crisis a la reestructuración de las entidades, al fortalecimiento de su balance, y no tanto a la microbanca, a la relación con el cliente minorista. Por tanto, no me extraña que, con las pocas iniciativas que ha habido desde el sector y las Administraciones para cambiar la forma de hacer banca, sigamos cayendo en algunos problemas del pasado”.
Sobre las EAFI, comenta que “los números de entidades registradas y su cuota de mercado son todavía pequeños. En cuando a la calidad, la clave quizá esté en la autorregulación. En este tema debo decir algo: no porque tengan el apellido de EAFI se debe considerar que van a dar un asesoramiento mejor; deberán demostrarlo poniéndose estándares de calidad más elevados y niveles de cualificación más exigentes. Para la EFPA, el asesoramiento es horizontal, se realiza desde muchos lugares. Lo que no podemos es decir que lo único que existe es el asesoramiento independiente porque condenaríamos al 99% de los ahorradores sin capacidad de pagar a no tener asesoramiento”.
1 comentarios:
comentarios(1) De acuerdo con el problema de la alfabetización financiera del cliente. Es por ello que cuanto menos sepa el cliente de temas financieros más independiente tiene que ser el asesor, para que no le cuelen lo que más comisión da al banco o al agente en vez de lo más idóneo y ajustado al perfil del inversor. (Aquí se da una paradoja: cuanto más pequeño, y se entiende que menos alfabetizado financieramente, el cliente, menos podrá pagar por un servicio independiente... por eso la urgencia de desarrollar un plan de choque de alfabetización financiera. Algo hay con el programa "finanzas para todos" promovido por la CNMV y el Banco de España, pero todavía es muy poco).
Reply(2) De acuerdo también que las entidades bancarias han evolucionado favorablemente. Pero no por auto-regulación ni por mejor formación de los asesores que tienen disponibles para el público. Sino por imperativo legal: la borrosa frontera entre colocación y asesoramiento se ha endurecido y existe el requisito del test de idoneidad y perfil inversor como ejercicios previos a cualquier asesoramiento.
(3) En cuanto a su comentario sobre las EAFI: Es cierto que son pocas (unas 140). Por dos razones: primero, porque la CNMV está cumpliendo con su labor de filtro y análisis de experiencia, competencia, formación y honorabilidad de los candidatos. Y son ya unos cuantos los que todavía no han logrado pasar dichos filtros. Segundo: porque las exigencias de regulación y transparencia, que velan por asegurar un estándar mínimo, no le convienen a muchos agentes financieros que no quieren estar sujetos a dichas exigencias, o saben que su formación y experiencia son insuficientes para pasar el corte y ser EAFI. Por ello no coincido con su apreciación sobre las EAFIS cuando dice que por ahora la calidad se basa en la auto-regulación (ya que más allá de la autoregulación existe una regulación de acceso, una ley reguladora y una supervisión para el cumplimiento tanto normativo como deontológico) o cuando menciona que se deben aplicar estándares de calidad más elevados (dando por sentado que son insuficientes... aunque hayan sido suficientes para la Comisión Nacional del Mercado de Valores) o niveles de cualificación más exigentes (esto último con un claro sesgo de "arrimar el ascua a su sardina" ya que la EFPA vive de las certificaciones). Además, al ser el asesoramiento independiente de las EAFI un servicio de pago, el propio cliente dejará de contratar a la EAFI si no cumple con los estándares de calidad que necesita, o si no añade bastante valor frente a lo que ofrecen la banca o sus agentes financieros.
(4) Asesoramiento e independencia. De acuerdo que existen varios asesoramientos cualificados, no sólo el asesoramiento independiente. Todos tienen cabida y pueden dar un apoyo digno y suficiente al cliente. Pero el único asesoramiento absolutamente independiente (y con esto quiero decir sin posibles conflictos de interés y ofreciendo la mayor gama de productos financieros disponibles), a fecha de hoy, en el territorio español, lo dan las EAFI (mejor dicho, las EAFI que sólo se remuneran del honorario del cliente y que no perciben retrocesión del banco o la gestora, siendo esta última posibilidad algo que la nueva MIFID va a erradicar, menos mal). Por ello, aparte de transparencia, proximidad, experiencia, cualificación, solvencia (que son requisitos de las EAFI pero que también ofrecen o pueden ofrecer otras ESI - Empresas de Servicios de Inversión - y sus agentes financieros) el inversor tendrá que valorar si la independencia es un factor relevante a la hora de escoger su asesor.