Estamos inmersos de lleno en la campaña de final de año de planes de pensiones. EFPA ha compilado las seis cuestiones básicas que deben tenerse en cuenta a la hora de contratar un plan de pensiones. Son éstas:
1. ¿Cuál es el mejor plan de pensiones?
No existe el producto perfecto. La edad, nuestro perfil de riesgo y nuestra capacidad de ahorro son las tres preguntas que nos debemos plantear cuando nos disponemos a contratar un plan. El producto elegido debe encajar en nuestra estrategia, teniendo en cuenta qué porcentaje de bolsa y renta fija deseamos, ya que la tasa mínima de rentabilidad exigida debe ser mayor que la inflación (previsión de IPC por debajo del 1% este año) para evitar rentabilidades negativas. A más riesgo (renta variable), obtendremos mayor rentabilidad con el colchón de que las posibles pérdidas se recuperarán con mayor facilidad a lo largo del tiempo.
2. ¿Cuál es la edad ideal para contratar un plan?
Cuanto antes mejor, puesto que el esfuerzo de ahorro que tendremos que realizar será menor. Una persona joven podrá adoptar mucho más riesgo para obtener una mejor rentabilidad a largo plazo e ir trasladando con el paso del tiempo su cartera a posiciones más conservadoras. Aun así, siempre habrá que contar con la aversión al riesgo del ahorrador en cuestión, más allá de la edad de contratación del plan. Para los que se encuentren en los últimos años de su vida laboral, resultan una buena opción los planes de pensiones de renta fija a corto plazo (24 meses) y los planes de previsión asegurados (PPA).
3. ¿Es importante la entidad con la que contratamos el plan?
Tras analizar qué tipo de plan se adapta mejor a nuestros intereses, es importante diversificar el riesgo, tanto en el tipo de plan (se pueden contratar varios planes, de renta fija, fija mixta, renta variable mixta, renta variable, etc. siempre que no superemos el límite anual de 10.000 euros o 12.500 euros si tenemos más de 50 años), como en las entidades gestoras, ya que no debemos poner todos los huevos en la misma cesta. Es importante analizar la calidad de la gestora por la que nos interesemos, sobre todo si sus planes ocupan unas buenas posiciones en el ranking de rentabilidad a largo plazo y solvencia. La información clara, puntual y de calidad de la entidad también debe ser fundamental para evitar sustos.
4. ¿Qué pasa con las comisiones?
Cuando contratemos un plan, debemos estar muy atentos a las comisiones de gestión y depósito. Pero ojo, no siempre un plan con una comisión más baja tiene que ser el más adecuado. Debemos valorar que las comisiones en planes de renta fija deben ser inferiores a los planes de renta variable ya que éstos últimos deben tener, sobre todo, una gestión dinámica y activa para obtener buenas rentabilidades que mitiguen el efecto de las comisiones. Existen planes de pensiones en los que la comisión de gestión es muy baja y perciben un diferencial a final de año en función de la rentabilidad obtenida comparada con un objetivo previamente marcado (comisiones de éxito), con tope legal del 1,5%.
5. ¿Interesan los regalos de campaña?
Nunca debemos elegir nuestro plan de pensiones por los regalos que ofrecen algunas entidades en la campaña de captación. Estos planes normalmente van ligados a una obligación de permanencia que quita la libertad del ahorrador para cambiar de plan en el caso de que no responda a sus expectativas iniciales. Asimismo, no debemos vincular obligatoriamente nuestro plan con la entidad que tiene nuestra hipoteca o un crédito. El ahorro para la jubilación es lo suficientemente importante como para que no vaya supeditado a productos que nada tienen que ver con nuestro plan de pensiones. Haciendo números, las comisiones que pagamos pueden superar el hipotético ahorro del producto principal de esa vinculación.
6.¿Existen alternativas a los planes de pensiones?
Más allá de los planes de pensiones tradicionales encontramos los planes de previsión asegurados (PPA), que tienen la ventaja de que aseguran un tipo de interés para toda la duración del contrato y, año a año, remuneran a un tipo asegurado más alto que comunican al ahorrador antes de cada vencimiento anual. Además, tienen las mismas ventajas fiscales que los planes de pensiones. Una alternativa que cada vez tiene más adeptos son los Planes de Ahorro Individual Sistemático (PIAS). Son contratos celebrados con aseguradoras para constituir a término (duración mínima de 10 años), con las aportaciones realizadas y la rentabilidad obtenida, una renta vitalicia asegurada con la ventaja de que tributará en base al régimen fiscal de las rentas vitalicias y no sobre los rendimientos obtenidos al final del contrato.