Que el drama de los desahucios está afectando a la ya deteriorada imagen de la banca es algo que no admite discusión. No obstante, cabría preguntarse cómo afecta a la imagen social de los asesores financieros. En primer lugar, hay que contestar que la asesoría financiera vive en España un profundo desconocimiento social, ya que sólo una minoría la conoce frente a la inmensa mayoría de la población que tiene relaciones con la banca tradicional, aunque hay que resaltar que los que conocen la asesoría tienen una alta valoración de sus servicios. En ese sentido, no se espera un fuerte deterioro de la reputación de los asesores. Además, los asesores tienen otro problema de imagen mucho mayor y sobre el que queda mucho por trabajar: Su asimilación con el "chiringuito financiero".
En el subconsciente colectivo español figura el asesor como un profesional poco legal que ofrece alta rentabilidad en poco tiempo; y que, naturalmente, acaba con las inversiones de sus confiados clientes. Desmantelar esta imagen no va a ser fácil, porque todavía siguen apareciendo asesorías de dudosa presencia y la CNMV sigue advirtiendo de asesores no autorizados para operar en inversiones. Aquí si que hay un problema de imagen y mucho menos, en el caso de los desahucios.